Carmen Carrillo

Nicolás Maduro no dejó que Juan Arias siquiera pudiera calentar la silla del ministerio de Industria cuando ya lo estaba cambiando.

Vía sus redes sociales, el Jefe del Estado anunció que «activaré el Sistema 1×10 del Buen Gobierno, el mapa de soluciones y la Agenda concreta de Acción».

Pero no sólo eso, salió también del flamante ministro del Trabajo, José Ramón Rivero, aunque dejó a una ficha de ese mismo equipo como lo es Francisco Torrealba.

Los trabajadores en Ciudad Guayana tenían una semana protestando porque en Bauxilum, Ferrominera Orinoco y Sidor no les habían pagado completo.

Había una huelga de brazos caídos pero la prensa no podía hacerse eco de eso y algunos otros medios debimos enfrentar problemas técnicos graves en nuestros servidores por lo que estábamos fuera del aire.

En fin, los sindicalistas del llamado sector oficial, inventores del Sidor Oficial, Bauxilum Oficial, Ferrominera Orinoco Oficial, vía redes sociales trataban de acallar las protestas.

Pero la situación al final se llevó en los cachos a José Ramón Rivero, quien está considerado como el peor ministro de ese despacho después de Eduardo Piñate y a Juan Arias, quien es más famoso por conocer mejor Ginebra que Caracas.

El presidente Maduro, dicen otros menos optimistas, cambia de puesto a los mismos “bates quebrados de siempre” por lo tanto  es lo mismo.

Lo cierto de todo es que Venezuela no se ha arreglado a pesar de la plata que se ha gastado dentro y fuera del país, pagando a esos que llaman influencers, quienes además “hacen el sacrificio” de recorrer algunos lugares del país y contar historias como si estuvieran visitando unas ruinas mayas, aztecas, toltecas o estuvieran descubriendo hadas y duendes en algún lugar de Irlanda.

Seguro esa es una explicación simplista. A lo mejor, en realidad, Nicolás Maduro, salió de Rivero y de Arias porque el primero no hizo mucho y el segundo no hizo nada. En descargo de Arias hay que decir, que no le dio tiempo.

Pero un gobierno como el de Bolívar que tiene que vivir hablando de “renacer” el servicio del agua; del gas; del alumbrado público; de la fábrica de hacer bloques; de recolección de basura; del asfaltado, cuyos directores han señalado en varias oportunidades que el organismo tenía cuatro años sin funcionar, hace que uno se pregunte: ¿Y el que estaba antes, al que le recibieron el gobierno también no era del mismo partido?

Apuesto y me corto una uña a que si le reciben a un gobernador de oposición, el ruido acusando al hombre o a la mujer (seamos equitativos) se escucharía hasta en Marte, (el planeta); y seguro a que en el Cleb, organismo más inútil imposible, estarían solicitando acciones penales para poner preso a ese destructor del estado Bolívar.

Pero como quien mandaba era del mismo equipo, (miento, del mismo partido, del mismo equipo no, tampoco se trata de exagerar), no pasan de algunos estertores por las esquinas, con denuncias de diputados de oposición, cuyos votos no llegan ni a tres, quienes afirman que se perdieron 900 carros durante la gestión del llamado Papá de los helados, mejor conocido como Justo Noguera Pietri.

También durante la gestión de Justo se paralizaron las 14 empresas que cuidó con tanto celo el general Rangel; Mundo de Sonrisas pasó a ser Mundo de Pesadillas al punto que Doña Nidia como le dicen sus admiradores, (ojo no me cuento entre esos, sólo repito lo que dicen), lloró cuando entró a la sede que con tanto amor construyó la empresa constructora de Yamal Mustafá y doña Nidia dirigió con tanto amor, por el estado desastroso en el que lo encontró.

Y así parece que encontraron todas y cada una de las oficinas y despachos bajo el comando de ese prócer de la revolución cuyo logro más revolucionario ha sido poner preso a Leopoldo López, quien de paso, se entregó, o sea pues, tampoco fue que hubo algún tipo de esfuerzo, aunque fuera una persecución como la vivida por Nelson Mandela en Sudáfrica, cuando trataba de huir de la cárcel y lo atraparon en la carretera y le metieron 27 años de prisión.

Al final, lo que podemos decir es que en Guayana lo que hemos tenido es un torneo de ineptos que Maduro, quizás en venganza contra los guayaneses, recicla. No cambia. Ni mejora. Ni empeora. Simplemente recicla.

Nico, por favor, tennos algo de fe y no sigas en eso. Búscate a otros por favor. A los malos que has mandado los hemos conocido en todas las posiciones. Queremos conocer a unos nuevos. Malos seguro, pero nuevos.