Carmen Carrillo
Ese podría ser el título de este artículo. Nada tiene propósito ni despropósito en la explicación de la desaparición y posterior asesinato de Carlos Lanz. El gobierno se ha empeñado en explicar y explicar y lo que hace es enredar.
Lo más impresionante de todo es como los acusados confiesan todo el crimen, con pelos y señales, demasiados, como si quisieran convencer a alguien que están diciendo la verdad.
Nunca se había visto, ni siquiera si les daban el “suero de la verdad”, que existe, que unos detenidos contaran con tanta tranquilidad sus delitos.
Después de eso, ya no hacen falta ni jueces ni fiscalías. ¿Para qué? Si la gente después que la detienen, sin mucho trabajo habla y habla y habla, como si quisiera liberar su mente.
¡Atención! El Ministerio Público muestra el video de confesión y aceptación de los hechos de culpabilidad por el asesinato de Carlos Lanz, por parte de su esposa de nombre Mayi Cumare. pic.twitter.com/XPNyOfYEfe
— Jesús Medina Ezaine (@jesusmedinae) July 11, 2022
Es decir, estos detenidos del caso de Carlos Lanz, (ojo que estoy segura que todo lo que dicen es mentira), les dieron un golpe para que hablaran y 20 para que se cayeran pero ni así.
Cuando un miembro de la pareja desaparece, al primero que los pesquisas de nuestra policía científica voltean a ver es al cónyuge. En 45 días, como máximo, ya los del Cicpc, saben por dónde va la cosa.
Bueno, Mayi Cumare, su hija y la hijastra de Carlos Lanz, los maridos de las tipas, la señora de limpieza, el capataz de la finca, la familia del capataz de la finca, los dos amantes de Mayi Cumare, casualmente uno integrante del consejo comunal de la urbanización donde vivía Carlos Lanz y su familia, en dos años nunca le dijeron a nadie lo que habían hecho. Engañaron perfectamente a todo el mundo.
Todo ese gentío metido en este quilombo y nadie, pero a nadie, se le salió una palabra. Dos años después y con un toquecito de la Fiscalía General de la república, aquello parece río crecido.
Yo creo que nada de eso es verdad. De lo que dicen los presuntos interfectos. Sí creo que a Carlos Lanz lo mataron pero no fueron ellos.
Fueron otros. Y el gobierno sabe quiénes fueron.
Si creo que Mayi Cumare tenía unos “cables pelados” en su gestión como directora del Inces Aragua y por allí la tienen doblada.
También creo que Glen Castellanos es un contratista del Inces Aragua, de esos chimbones, que ni siquiera llegan a ser de maletín, posiblemente de caja de cartón amarrada con cabuya y por eso lo tienen doblado pero todo lo que dicen ambos es falso.
Glen Castellano disimula mejor que está leyendo pero a Mayi Cumare se le ve clarito.
Dígame cuando dice que gracias a las gestiones de la Fiscalía General se descubrió todo (supongo que esa fue la condición que pidió Tarek William Saab, quedar como un “Avenger”), ante este caso.
Lo más lamentable de todo este caso es que el gobierno ya no tiene límites para mentir. No hay posibilidades de rescate alguno.
El quiebre de mi país y de todo lo que allí alguna vez funcionó es total. Eso duele más que cualquier cosa porque ya no queda país.
A Carlos Lanz se lo lleva el gobierno porque estaba conspirando. Eso era un secreto a voces.
Cuando se lo llevan, a los días se llevan al comandante de la Base Aérea Apolinar Méndez, de Puerto Ordaz.
Hasta el general Suárez Chourio aparece en la última foto de la reunión entre Lanz, el general de la Base Aérea y de quien fuera comandante general del Ejército.
El general sigue preso y a Carlos Lanz, lo mandó a matar la mujer con un amante, un pran, dos sicarios y confesó la mujer de servicio, que además está presa.
Insisto las telenovelas no las inventaron los mexicanos: Fueron los cubanos y aquí se ve esa trama.
Ojalá los canales de Streaming contrataran más cubanos para escribir guiones y series. Nos divertirían más y habría menos desocupados. En fin. Carlos Lanz murió en su ley: Conspirando. Ese es su homenaje.