Carmen Carrillo

El gobierno venezolano al fin logró hacerse con el control de la empresa Monómeros, una filial de Pequiven que funciona en Colombia.

Nadie sabe qué pasó en Monómeros y si es cierto que la mitad de nuestra “aguerrida” oposición, cobraba sueldos millonarios en dólares por la empresa y si la familia de muchos de ellos cobraba, como asesores, nadie sabe de qué.

La lógica indica que sí porque así se comportaron cuando estaban en Pdvsa: Cobraban ellos, su familia, sus amigos y su círculo íntimo, aunque Pdvsa era de todos.

Todo hace pensar que así como la mamá de Leopoldo López, cuando fue directora de RRPP de Pdvsa, logró una “ayuda” para que su hijo y su amigo Julio Borges, fundaran Primero Justicia, seguramente volvieron a aplicar el mismo criterio.

Por eso Julio Borges  y Gabi Arellano lograron consolidar un patrimonio económico importante en Colombia, a pesar de ser migrantes como cualquiera de los 6 millones o 7 millones u 8 millones, (hay que preguntarle a Pizarro, a Vecchio y alguno más, pues cada migrante es una vaca lechera que ellos presentan ante los organismos internacionales y les pagan por eso); claro ellos no tuvieron que caminar por América Latina como la espada de Bolívar según Eduardo Galeano, cosa que sí hicieron muchos de los migrantes de esos que permiten que ellos reciban esa “ayuda humanitaria”.

Lo cierto del caso es que cuando los enviados del gobierno de Nico, llegaron a Monómeros, lo primero que dijeron fue: La empresa está destruida.

Hay que escuchar esa opinión con cuidado porque hablan los expertos sobre destrucción.

Sólo hay que darle una mirada a cualquier organismo del Estado en manos de los hijos de Thanos, sí ese el destructor de los Avengers, el que tipo que casi acabó con los súper héroes.

Los amigos chavistas hicieron el curso intensivo con el amigo Thanos y se dedicaron de manera concienzuda a destruir todo a lo que le pusieron la mano.

Por ejemplo, el tercer puente sobre el río Orinoco. Desde Las Mercedes del Guárico, salió un tramo y desde Caicara del Orinoco salió el otro tramo pero nunca se encontraron, un pedazo quedó para un lado y el otro para el otro lado.

Ahora hay unas ruinas de puente.

Si es el Metro de Guatire, pasó algo similar. Comenzaron como caballo de bandido, o como caballo árabe en el Hipódromo: cuando pasó los 1500 metros, se cansó.

Quedaron las ruinas del Metro de Guatire.

Luego se desplazaron a Guayana. Allí con el cuento de la falta de energía eléctrica por culpa del Niño o de la Niña o de la Niñe (ustedes saben en eso son buenos estos amigos, en el lenguaje inclusivo, no es que es destrucción también), fueron apagando los hornos.

Primero los de Alcasa y acabaron con la empresa, cosa que no hizo, por cierto el difunto Carlos Lanz ni Ramón Betancourt, el tío del tercio que fue tan vivo que “peinó” a un argentino de cuyo nombre no quiero acordarme y lo sacó del negocio del aluminio.

Posteriormente este Thanos del aluminio también acabó con las empresas del sector con ese “Gambito de Dama” que él aplicaba; vendía a precio internacional y pagaba, cuando lo hacía porque por eso lo llaman “manito de caimán” a dólar del BCV. O sea pues, se quedaba con ese “pequeña” diferencia.

Luego le cayeron a Sidor y apagaron los hornos. Después fueron por Ferrominera Orinoco y al final remataron con Venalum.

Todo ese proceso lo hizo ese “héroe” de “Wakanda,” por el color de la piel, mejor conocido como Rodolfo Sanz.

Y viéndolo bien vale, entre Chávez y Nico, nos enviaron puro bate quebrado para Guayana porque si fue Víctor Álvarez, (Darth Vader) como le decían, su misión era hacer la Ciudad del Aluminio hacia Ciudad Piar. No hizo nada, pero nada, en lo absoluto.

Se buscó una asistente y esa asistente le llevaba el celular y ella a su vez tenía su asistente, que era su hermano, que le llevaba el celular. En fin, eso fue lo más notable de Darth Vader.

Pero los hijos de Thanos (a lo mejor ofendo a Thanos, jajaajaja), también le metieron duro a los centrales azucareros y los acabaron como en Cuba, que nunca fueron exitosos.

Posteriormente le entraron al sector agroindustrial, textilero, repuestero, se dieron con furia y acabaron con todo. Dejaron en alto el nombre de Thanos.

Pero ellos recuperan Monómeros y denuncian que Guaidó y la Pandilla de Leopoldo destruyeron la empresa. Jajajaajajajajaaja. Hay que reírse porque son los propios “cara de tabla”.

Es verdad, los “Avengers” de Leopoldo y su Pandilla, no Don Gato, acabaron con Monómero pero resulta que los alumnos de Thanos hicieron lo mismo con el país.

Así que mejor, agarran Monómeros calladitos, que se ven más bonitos todos.

Al final los venezolanos tendremos que llamar a los “cascos azules” de la ONU a ver si logramos recuperar el país de las dos plagas esas que nos cayeron; los alumnos de Thanos y los “Avengers”.