Carmen Carrillo
El 27 de octubre en la nota sobre lo “unida” que está la oposición y como el encuentro en Panamá lo probaba, escribí que la semana próxima se inician las conversaciones entre el gobierno y la oposición.
Y como diría Asdrúbal Zurita: Nos fuimos de Tubazos porque este miércoles se conoció vía un despacho del diario El País, de España, que el gobierno del presidente Nicolás Maduro y la oposición venezolana volverán a explorar una vía de diálogo en México.
Pero nos atrevemos a pronosticar que además de esta mesa, habrá otra mesa donde no estarán los políticos pero que contará con representantes del gobierno de Joe Biden y de Nicolás Maduro para resolver el tema de la cooperación energética y el levantamiento de las sanciones al país caribeño.
La nota de El País
En la nota de El País, se precisa que “las delegaciones ultiman estos días los detalles para comenzar de nuevo una negociación bajo el auspicio de Noruega y el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador”.
Extrañamente allí se explica que “el propósito central de la ronda de conversaciones es preparar el terreno para las elecciones presidenciales previstas para 2024 y acordar unos comicios con garantías”.
Y digo extrañamente porque las elecciones presidenciales son en el 2024 y “comicios con garantías” Nicolás Maduro siempre los ha ofrecido, así que ambas tesis son un poco ilógicas.
Todos recordarán que este encuentro en México, el segundo dice el diario El Universal que copia al diario El País, fue interrumpido cuando el gobierno norteamericano apresó a Alex Saab y se lo trajo a Estados Unidos.
El gobierno de Maduro se levantó bravísimo de la mesa porque le habían detenido a un diplomático y habían violado ese sagrado tratado que protege a los llamados embajadores, representantes consulares, etcétera.
Por supuesto, los jefes de esa mesa de negociación serán por el gobierno Jorge Rodríguez, quien al parecer viaja mucho a México y Gerardo Blyde, quien representa a uno de los toletes de la oposición.
En este caso, uno de los que se sienta con el gobierno porque hay varios pero están los execrados, los del exterior, los que son republicanos, los que son demócratas, el G3; el G4; Juan Guaidó y Leopoldo López, en fin.
El veedor internacional será el diplomático Dag Nylander, director del Centro noruego para la resolución de conflictos.
A los preparativos “discretos” se ha sumado, además, este martes un pronunciamiento más oficial, recogido en la declaración conjunta firmada por el propio Maduro y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su primer encuentro desde el restablecimiento de las relaciones entre Bogotá y Caracas, dice el diario El Universal, que por sus relaciones con el oficialismo, difícilmente tenga un dato malo.
El Universal, de Caracas señala que el documento da casi por sentado que habrá una ronda de conversaciones al expresar “el mayor de los éxitos en la reanudación de la mesa de diálogo”, para la que también el Gobierno colombiano ofrece su apoyo.
Y se espera, según las fuentes consultadas, que pese a no tener una participación directa el país andino desempeñe un papel importante como garante de los posibles acuerdos.
Petro ya ha promovido el regreso del Gobierno venezolano al Sistema Ineramericano de Derechos Humanos (la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte IDH) y Estados Unidos vio en el mandatario colombiano, que reabrió la frontera después de años de guerra fría, un interlocutor válido para convencer a Maduro de la necesidad de una negociación con las fuerzas opositoras, señala la nota.
El camino diplomático que ha propiciado los contactos pasa precisamente por la Casa Blanca y el Departamento de Estado. El clima de flexibilización de las sanciones económicas tras casi cinco años de escalada contra Venezuela, las nuevas concesiones a Chevron y el intercambio de dos sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores.
Y la salida de la situación social y política en la que está sumido el país caribeño es una de las prioridades de Estados Unidos en América Latina.
El primer paso de la nueva mesa será, como en otras ocasiones, un acuerdo básico sobre las reglas del juego de las negociaciones y después comenzará la fase de definición del calendario y los temas centrales.
Eso será en esa mesa porque en la otra mesa, la que no veremos los venezolanos ni ingresarán Rodríguez o Blyde (Gracias a Dios), el gobierno de los Estados Unidos continuará las conversaciones con el gobierno de Maduro para terminar de afinar las negociaciones en torno al petróleo y su suministro confiable debido a que el conflicto Rusia Ucrania no parece tener salida, por ahora.
Y el próximo paso después de este, será y en eso volvemos a irnos de Tubazos, el levantamiento de las sanciones económicas al gobierno de Maduro, siempre en el marco de mantener un proveedor seguro de petróleo.
Serán los cubanos los que hagan el trabajo para que eso ocurra, aunque parezca insólito.