Carmen Carrillo

El jueves y viernes de esta semana debe realizarse el quinto encuentro entre funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro y representantes de la oposición venezolana. Será en México nuevamente.

Mientras Venezuela es territorio idóneo para que la guerrilla colombiana y el gobierno de Gustavo Petro se reúnan y busquen una solución definitiva a un conflicto que sacude hace más de 50 años al país vecino; en el caso venezolano, México es el escenario para resolver un enfrentamiento que sólo ha traído muerte y destrucción  a la nación, durante 22 años y que se ha profundizado en los últimos 10 años.

De acuerdo a la nota escrita por el periodista y analista electoral Eugenio Martínez, en el diario Las Américas, después de 13 meses de paralización del diálogo político, parece que al fin se retoma.

Eso luego de la intervención de los enviados norteamericanos y del presidente de Francia, Emmanuel Macrón, quien por cierto propuso como garantes de buena voluntad a los presidentes Gustavo Petro, de Colombia y a Alberto Fernández, de Argentina.

Macrón aprovechó el encuentro por la crisis climática, celebrado en Egipto, recientemente para comprometer a Nicolás Maduro y a los delegados de la oposición.

El fondo tras el acuerdo político

La crisis energética y alimentaria que vive el mundo como consecuencia de la guerra entre Ucrania y Rusia ha situado a Venezuela en el centro del escenario.

Nicolás Maduro está como la quinceañera del pueblo que todo el mundo quiere cortejar.

Todos saben que el petróleo venezolano es fácil de extraer, a pesar de la destrucción y la devastación que han sufrido las instalaciones petroleras por mal manejo y falta de mantenimiento.

También saben que Venezuela es una potencia del gas y a pesar del hundimiento del muelle en Sucre, es más fácil sacar gas de Venezuela que llegar a algún tipo de acuerdo con Rusia. Sobre todo en Europa.

Y es que los países ubicados sobre el Ecuador se preparan para el invierno y el costo de los combustibles, tiene a los gobiernos contra las cuerdas. De allí el enamoramiento de Joe Biden y Emmanuel Macrón con Nicolás Maduro.

Claro, la diplomacia es el arte de mandar a otros a la guerra. Por ello Macrón y Biden aplican la diplomacia con todas sus letras.

“El diálogo debe retomarse para que en 2024 se realicen elecciones libres y democráticas en Venezuela”, escribió el presidente francés, Emmanuel Macron, en su cuenta en Twitter el 12 de noviembre, después de reunirse con sus homólogos colombiano y argentino, así como con los negociadores Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde, en París, refiere Martínez.

Si mal no recuerda esta periodista, las elecciones en Venezuela son en el 2024. Con el pasar de los años y ante tanta torpeza de la oposición, comienza uno a pensar que el chavismo gana porque la oposición simplemente está más perdida que Adán en el día de las madres.

Dice Eugenio Martínez que “cuando el proceso de negociación de México se reanude, se hará bajo el esquema pactado en el Memorándum de Entendimiento firmado entre Jorge Rodríguez (en representación del gobierno de Maduro) y Gerardo Blyde (en representación de la Plataforma Unitaria)”.

Según el periodista y analista política, “a diferencia de los cuatro procesos anteriores, en este caso se ha establecido -dentro de los puntos a discutir y acordar- el seguimiento a los acuerdos”.

En el memorándum las partes se comprometieron a “llevar a cabo un proceso de diálogo y negociación integral” compuesto por siete puntos:

  1. Derechos políticos para todos.
  2. Garantías electorales para todos. Cronograma electoral para elecciones observables.
  3. Levantamiento de las sanciones. Restauración de derecho a activos.
  4. Respeto al Estado Constitucional de Derecho.
  5. Convivencia política y social. Renuncia a la violencia. Reparación de las víctimas de la violencia.
  6. Protección de la economía y medidas de protección social al pueblo.
  7. Garantías de implementación, seguimiento y verificación.

El más interesante de todos es el primero, referido a derechos políticos para todos, que pasaría no sólo por reconocer los de la oposición sino también los del gobierno.

Los otros seis se derivan del primero. Para el gobierno es vital el número 3, el que se refiere al levantamiento de las sanciones y la restauración de los activos.

El 5 sobre convivencia política y social y renuncia a la violencia, así como la reparación a las víctimas de la violencia, seguramente incluirá tanto al gobierno como a la oposición, pues la violencia ha sido de los dos lados, aunque ciertamente el gobierno al tener el monopolio de la fuerza ha sido más artero y “eficiente” en ese sentido.

No está fácil alcanzar una salida a corto plazo con esa agenda pero por lo menos ya hay un panorama más claro.

Lo que sí es cierto es que el gobierno no será quien guillotine a sectores de oposición.

Serán los mismos “ancient” miembros de oposición los que quieran excluir a miembros más “novelle” de oposición. Y en los últimos 64 años el problema en Venezuela fue la exclusión. Esos lodos trajeron el barro actual del país.