Un día de julio de 2021, de pronto, los amigos de Ana Clara Martínez Méndez no supieron más de ella. Les parecía extraño, ya que prácticamente eran la única familia que tenía. Dos años después fue encontrada muerta en su apartamento en La Campiña, Naguanagua.
Cuando la mujer, de 50 años, desapareció sus amigos se hicieron cargo de una campaña a través de WhatsApp y redes sociales, que no tuvo mayor difusión. Acudieron al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) dónde no les tomaron la denuncia porque debía ser un familiar directo, pero no había, no estaban en Venezuela y Ana no tuvo hijos.
Entonces, llegaron al apartamento y tocaron insistentemente, pero nadie respondió a la puerta. Le preguntaron a algunos vecinos si la habían visto, pero tampoco sabían.
Poco después de cumplirse un año de la «desaparición» de Ana Clara, los amigos pudieron tener contacto con un familiar y le avisaron que desde hacía tiempo no sabían nada de quien fue una brillante bailarina de danza contemporánea.
Pero no fue sino hasta hace unas dos semanas que un hermano de Ana Clara llegó a Naguanagua y al entrar al apartamento encontró el cadáver de la mujer.
Los vecinos nunca percibieron un mal olor debido a que, según dijeron, había una fuga de gas en el edificio y les fue difícil diferenciar ante la descomposición del cuerpo.
Funcionarios del Cicpc llegaron al sitio para levantar el cuerpo y trasladarlo a la morgue de Valencia.
Las investigaciones esclarecieron dos años de incertidumbre y angustia: Ana Clara se quitó la vida.
El Carabobeño