Hay quienes han hecho del fracaso una forma de vida. Por ejemplo, nuestra oposición.
No ganan desde hace tanto tiempo que se les ha olvidado cómo es eso, pero no importa. Ellos en lo que sí son buenos es diciendo mentiras.
El domingo pasado volvieron a montar la mentira tradicional. Y ojo, nadie dice que María Corina Machado Parisca no ganó.
Lo que se precisa es que no ganó con 2 millones y pico de votos porque simplemente eso era imposible.
Debe haber alcanzado entre 680 mil y un millón de votos. Y fue imposible, no porque lo diga yo, no, fue imposible porque no hubo la cantidad suficiente de centros electorales ni de mesas electorales.
El domingo pasado se repitió la historia del 2012, cuando Henrique Capriles R. ganó las primarias.
En esa ocasión la Caja de Resonancia de todas las viudas del poder dijo que había ganado con 3 millones de votos.
Con todo y que fueron automatizadas y no había lector dactilar porque el chavismo había puesto muy poca atención al proceso, hasta que descubrieron la trampa, pasó lo mismo.
Capriles no obtuvo 3 millones de votos. Apenas llegaría a 1 millón 800 mil. Posiblemente.
En esa ocasión el gobierno apaleado por tamaña mentira se dedicó a descubrir sin utilizar a la Fiscalía (en ese sentido Hugo Chávez era un poquito más demócrata que los actuales) como a través de una dirección IP, cuando la gente ponía el dedo sobre la cara del candidato para marcar su voto, entraban entre 7 y 10 votos de un golpe.
¿En qué se parecen ambos procesos?
Fácil, ambos fueron dirigidos por Leopoldo López. En el 2012 lo hizo desde Voto Joven. Allí tenía el laboratorio para hacer la trampa.
Ahora lo hizo desde Sumate, organización que seguramente cuenta con todo tipo de herramientas de IA porque gente no tiene.
Ni siquiera pudieron instalar mesas completas porque los 14 mil miembros de mesa que habían ofrecido si lograron conseguir el 20%, es decir 2800 fue mucho.
Y para rematar, en un «alarde de amplitud política», no aceptaron a los testigos de las organizaciones políticas que no llevaban candidatos, léase PJ, VP, UNT.
Porque Vente Venezuela no es ni siquiera un partido político, es una especie de Asociación Civil y Convergencia no tiene ni a los Caldera; la Causa R hace tiempo no tiene gente; Andrés Caleca, no sabemos por cuál partido estaba representado; Delsa Solorzano; César Almeida; Tamara Adrián y el resto de los amigos de María Corina, tampoco tienen gente, por ende no tienen testigos.
Esa fue la razón principal por la que María Corina y sus amigos, algo así como la Liga de la Justicia Bizarra, no aceptaron el apoyo del CNE.
La idea no era aparecer como unos tipos serios y bien portados. La idea era ganar como fuera y así fue.
¿Qué hay detrás de todo esto?
Un nuevo interinato. Una segunda presidencia. Esta vez con una dama como vocero.
Una dama que pone siempre ojos extraños como si quisiera lanzar rayos como el personaje que usa los lentes en X Men, y desaparecer a todo aquel que ose llevarle la contraria o no aceptar que sólo ella, y nada más que ella tiene la razón.
Leopoldo López y sus amigos, (en realidad el jefe es él, la otra es simplemente la cara posible) van a por la Ayuda Humanitaria nuevamente.
Esperan que Donald Trump gane las elecciones en los Estados Unidos y volver a contar con el apoyo de la Casa Blanca y así salvarse.
Sí, salvarse. Despilfarraron el dinero de la Ayuda Humanitaria; destruyeron empresas venezolanas como Monómeros en Colombia y empantanaron a Citgo en los tribunales norteamericanos. Y así con otros recursos del país.
Saben que podrían ir presos por corrupción administrativa y por asociación para delinquir, estafa agravada continuada, entre otros delitos, sin incluir las monsergas chavistas de traición a la patria y generadores de odio. (En ese último punto los chavistas no están salvos, pero bueno están en gobierno y por eso abusan).
Personalmente no creo que les vaya a pasar algo a los de la Comisión Nacional de Primaria.
El gobierno está armando un expediente para probarle al mundo que las primarias de la oposición, siempre son una reunión de jugadores de truco: Puros tramposos. Y eso afuera no se ve bien.
A Casal y a Camero, simplemente se les acabó la carrera de “justos”, pero seguramente eso no va a importar porque “cuando María Corina gane, seremos integrantes del TSJ”, supongo yo que se repiten ellos como un mantra.
Carmen Carrillo