El caso del concierto de Romeo Santos en La Carlota en Caracas sigue trayendo cola. Además de los representantes de las empresas que vendieron la boletería para la presentación del cantante han sido detenidos también las autoridades del centro de reclusión de El Paraíso.
Al parecer Juan Carlos Araujo Durán, quien antes aparecía como representante de Solid Show, empresa ligada al mundo del espectáculo a pesar de estar detenido porque una avioneta de su propiedad fue incautada con más de 400 kilos de droga en República Dominicana, continuaba realizando sus operaciones como promotor de eventos.
En las redes sociales de Bertilio Pérez, se conoció que pesquisas de la División de Delitos en la Función Pública del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas capturaron a los directivos del Centro de Formación de Hombre Nuevos Simón Bolívar, ubicado en El Paraíso, Caracas, por corrupción.
Los detenidos quedaron identificados como Argenis Guerra Barreto, director del Centro de Reclusión; Keny Romero Seijas, Jefe de Régimen del Centro de Reclusión y, Javier López, custodio asistencial.
Douglas Rico, director del Cicpc, aseguró que valiéndose de sus cargos, permitieron el ingreso de equipos celulares y laptops, destinadas a Juan Carlos Araujo, director de la empresa Solid Show, detenido en dicho centro de reclusión por Financista en el Tráfico Ilícito de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas y Asociación para Delinquir, para que esté se encargara de realizar operaciones ilícitas.
El domingo Romeo Santos se presentó, pero pasadas las 4 de la madrugada a un concierto pautado para las 8 de la noche. El cantante, poco después de comenzar su show, explicó al público que el retraso se debió al incumplimiento de la productora: Panteras Entertainment.
A raíz del escándalo, y de lo viral de las imágenes y las fuertes quejas en las redes sociales, el fiscal general Tarek William Saab anunció una investigación para determinar las irregularidades que habría cometido la empresa, e incluyó en el proceso a la tickera Global Boletos.
Sólo faltaría por jalar o llamar a botón al militar que autorizó dicha presentación, porque obviamente eso no fue gratis.