En el vasto y sorprendente reino de la naturaleza, siempre hay maravillas esperando el momento oportuno para asombrarnos. Y cuando se trata de espectáculos botánicos, la paciencia es sin duda una virtud.
Un caso impresionante es el de una especie de bambú que solo florece después de casi un siglo de vida. Hoy, sin embargo, la atención se centra en un extraordinario acontecimiento floral que ha tenido lugar en el Jardín Botánico de Birmingham, Reino Unido: la floración de la llamada torre de zafiro (Puya alpestris), una rara planta andina que ha decidido mostrar su esplendor por primera vez en diez años, según un comunicado oficial.
Originaria de las alturas chilenas, donde puede encontrarse hasta los 2.200 metros sobre el nivel del mar, esta integrante de la familia de las bromeliáceas, pariente de la piña y el musgo español, confía normalmente en los colibríes para que sus flores sean polinizadas.
Sin embargo, en el clima británico, esta tarea recae en manos humanas. Alberto Trinco, el jefe de horticultura del invernadero, armado con un pequeño pincel, realiza la meticulosa tarea de polinización manual.
«Cada flor solo dura unos días, lo que nos da una ventana de tiempo limitada para echar una mano a la naturaleza. En ausencia de sus polinizadores naturales, intentaremos en su lugar una polinización manual», declara Trinco.
Aspecto y crecimiento
Visualmente, la torre zafiro es una planta de apariencia imponente. Sus rosetas de hojas de un verde plateado, largas y estrechas, están decoradas con afiladas espinas.
Alcanzando alturas de un metro o más, es famosa por sus tallos florales que se elevan varios metros sobre el follaje, mostrando flores de un brillante azul metálico a turquesa, densamente agrupadas, que justifican su nombre.
Estas flores no solo son un espectáculo raro, sino también efímero. La floración ocurre tras años de crecimiento y la planta tiene un ciclo de vida monocárpico, es decir, muere después de florecer.
No obstante, hay esperanza de preservar esta maravilla natural, como afirma Trinco: «Con suerte, polinizar las flores con el pincel para obtener semillas nos permitirá asegurar la presencia de esta asombrosa especie en nuestra colección para que las futuras generaciones puedan venir y admirarla».
Felipe Espinosa Wang con información del Jardín Botánico de Birmingham y Earth.com/DW Actualidad