Me pongo en los zapatos de algunos miembros de la dirigencia mundial a la que María Corina Machado ha enviado cartas denunciando que ella o cualquiera de los miembros de su equipo podrían ser objeto de una “desaparición forzada” por parte del gobierno de Nicolás Maduro y me da una vergüenza.
Me da vergüenza porque, ¿Qué pensaran esos tipos de nosotros los venezolanos?
Primero por la forma destemplada en la que actúa María Corina Machado Parisca (hay que colocar el segundo apellido, sobre todo porque mamá Parisca es prácticamente la que dirige los restos de ese comando y la que dicta la pauta política).
Y segundo porque desde el punto de vista político María Corina comete error tras error y parece no darse cuenta.
Lo último de la dama “Hasta el final” fue el video que subió este miércoles a las redes diciendo que tenía una marcha envidiable, cuando en realidad el video era viejo y en la famosa marcha no había nadie.
El día anterior en sus redes colocaron un video donde decían que el filósofo del Zulia había renunciado para darle su lugar a María Corina, no a Corina Yoris. Y eso también era mentira.
Lo cierto del caso es que la mentira como política de Estado pasó de ser un monopolio del gobierno a ser compartido por algunos sectores de la oposición, sobre todo los que más destilan odio por las redes sociales, donde son los campeones del teclado.
Ellos en la vida real son los generales de las derrotas pero en los teclados no les gana nadie.
Esa plata que los gringos sacaron de Citgo para a través de la Fundación Simón Bolívar, mantener a ese poco de vagos con el cuento de la Ayuda Humanitaria es el mejor engranaje de esos dedos y de esas teclas.
Los observo, a esa colección de periodistas que desde Miami; influencers y demás, le sacan candela a las teclas montando mentiras y me quedo pasmada, pensando que a lo mejor siempre fueron así en Venezuela, sólo que no nos dimos cuenta porque ellos eran anclas, referentes, pantallas, de los “canales de televisión” globales.
Ahora María Corina invoca el artículo 62 y 63 del Reglamento Electoral para vender la tesis que hasta 10 días antes ella puede ser candidata o la otra Corina, cuando eso es mentira.
La señora Corina nunca iba a ser inscrita por la Plataforma Unitaria o la MUD. Nadie se entierra con el amigo, lo acompañan hasta la puerta del cementerio pero después se van. El muerto es el otro. Y eso lo sabe María Corina y la otra Corina.
En la PUD y en la MUD fueron caballerosos. No quisieron hacerlas pasar pena, pero ni eso ha detenido las mentiras de Corina uno porque Corina dos hace “mutis por el foro”. O se va retirando lentamente.
Ese abogado que tiene María Corina, que tiene nombre de alimento para mascotas, no explicó bien los artículos o María Corina no entendió y no preguntó, pero ninguna de las dos puede ser candidata. Una por inhabilitada y la otra por no inscrita.
Sí, María Corina va “hasta el final” pero ella sola. Ni siquiera la acompañan esos 2.500 millones de votos que “obtuvo” el 22 de octubre de 2023, (la mentira tiene patas cortas).
Ella en su afán de pescuecear y de esperar a que gane Donald Trump va a seguir en este fastidio de “hasta el final”, de “me persiguen”, de “me atropellan”, conducta muy propia de las feminazis como llaman en Argentina a las mujeres que llevan la libertad a los extremos.
Mientras son ellas las que están golpeando, insultando y gritando, están en su derecho; cuando las ubican, las golpean o las insultan, entonces las atropellan.
Así está María Corina, echando vaina, pero hay que dejarla porque ella está en su derecho.
La idea no es que la oposición gane, que tiene todo el chance del mundo, por cierto, por eso Nico está en campaña desatada; aparece la luz, el agua, los alimentos, los medicamentos, funcionan los hospitales, somos tolerantes, llamamos a la integración y defensa de las estrellas y de la venezolanidad.
La idea es que la única que puede ganar es ella, María Corina, con el apoyo de Leopoldo y de Antonio Ledezma. El primero mueve los hilos y el segundo mece la cuna mientras ella es la cara visible de un proyecto político que caducó hace 26 años pero los tipos insisten, no importa que el país siga en manos del chavismo. En fin, si María Corina sigue “hasta el final”, ojalá no nos lleve con ella.
Carmen Carrillo